Estos últimos días me he sentido muy extraño: no mal; porque aun me puedo reir de cualquier cosa, ni enojado ni deprimido, es sólo que tengo esta sensación en el estomago, este sentimiento que me desconcentra por momentos, como si todos los ruidos tuvieran que ver conmigo, como si todas tragedias hablaran de mí, como si el reflector de un gran teatro me siguiera, expectante, para presenciar mi gran actuación. Es un poco paranoía, es un poco miedo, lo cierto es que no me deja dormir.