lunes, enero 23, 2006

No olvidar

(Talvez logremos recordar, cuando nos hayamos ido, el calor de los cuerpos, el hálito de las bocas, lo filoso de las uñas, el olor de los cabellos.)

Déjame que te recuerde que la última vez que nos vimos el orgullo pudo más que tus deseos. Ojalá no vayas a seguir con eso, espero en dios que no vayas a seguir con eso. Despreocútate, no seguiré.

(Uno debe recordar el tipo de cosas que no debe olvidar, uno debe insistir en la memoria, uno debe tratar de no olvidar.)

¿Por qué no volviste? Espero que no sigas con eso. Olvidémonos de la satisfacciósn, recuerdo barbárico, remanente animal, olvidémosla por completo, pensemos: ¿qué es la satisfacción sino el placer puramente animal de presenciar cosas hechas -bien hechas -, logradas, terminadas, pulcras, primitivas? ¿Para qué queremos la satisfacción sino para recordar todo lo animal que somos?

1 comentario:

Alberto Espejel Sánchez dijo...

el olvido nunca, por sobre todas las cosas: nunca el olvido... aunque no se logre

el recuerdo es de esos pocos primeros impulsos que a lo largo de su vida tiene el hombre y que es más fuerte que él, uno no elige recordar del todo, cuando se forza un recuerdo ya juegan otros factores, ya debería de tener otro nombre, memorización, documentación o algo así

el olvido sería la ida sin su vuelta, solo el recuerdo suscita esa vuelta siempre necesaria

el olvido y el recuerdo no nos pertenecen, son un territorio sin dominio, no se puede decidir cuál recuerdo y cuál olvido

también ahí está la animalidad

tu satisfacción y mi territorio sin dominio han tendido un puente

(se puede investigar en los documentos del pasado, se puede asociar calendario con efemérides, pero eso no es un acto recordativo primigienio sino un proceso razonado, yo estoy pugnando aquí por el recuerdo espontáneo, aquel que no mandamos pedir)