sábado, septiembre 13, 2008

Silenciosamente

Estábamos los tres ¿te acuerdas? Había un gato que estaba dando de vueltas a la mesa, tú estabas fumando, ella estaba leyendo una revista y yo estaba viendo al gato. Yo lo vi y les avisé. No me acuerdo siquiera qué habíamos estado haciendo toda la tarde, una de esas veces que nomás nos vemos por costumbre, llegamos al mismo lugar y hacemos los de siempre. Pero ese día había un gato, acuérdate, amarillento, con un collarcito café y una manchita blanca en la pata delantera. Marta le puso Garfield, porque tenía colores como los de Garfield.
Lo seguimos, jugamos a que éramos el club de la serpiente, el problema fue que los arrabales de París nunca se compararán a los de esta ciudad. Todo ha sido siempre más intenso aquí, más oloroso, más fuerte, más México.

Sí me acuerdo, pero hay pocas cosas de las que no me acuerdo, así que no es sorpresa, deja ya al gato en paz. Él tuvo la culpa, pero también la tuviste tú, por pendejo. Y la tuve yo y la tuvo Marta, carajo, siempre por pendejadas así terminamos mal.

En el fondo siempre quise ser como tú, siempre fuiste más, así, más cabrón, no sé cómo lo hacías, pero siempre pudiste ser más que yo. Creo que Marta te quería más a ti de lo que dijo que me quería a mí, lo suyo siempre fue más osado. La culpa la tuvo ella, nunca nos pudo separar, nunca nos quiso mezclar. Pinche Marta, se burló de los dos. Y ¿dónde está ahora? La muy cabrona se llevó al gato, al Garfield, seguro ya se lo tragó o lo aventó desde la ventana o lo quemó o lo sodomiza. Como hizo con nosotros. Nos tragó, nos uso, me violó y te tragó. ¿Sabes qué? La verdad es que no me arrepiento de absolutamente nada, creo que si pudiera hacerlo todo, lo haría todo exactamente igual, igual sería necio, igual me enamoraría de ustedes dos, igual les aguantaría sus terquedades. Todo igual. Igual les hubiera avisado del gato.

Después de eso, vi a Marta un par de veces, pero todo fue bien raro, como en Y tu mamá también, todo se volvió como en esa película mamona, todo se volvió mamón, como el final de esa película. ¿Por qué siempre me dejé llevar por sus pendejadas? ¿Cómo nos fuimos a enredar en eso? Pinche Marta.

¿Qué tal está?

Se casó, tiene un hijito, seguro es un junkie. Aunque ella lo dejó antes de embarazarse, seguro lo lleva en la sangre, pinche loca. No sé más, es lo último. Prefiero dejarlo así. Es lo último.

¿Y cómo se llama?


Ya deja al gato en paz. Déjanos en paz.

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